Lo insondable (2015)
Federico Zurita Hecht
La Pollera Ediciones
ISBN: 978-956-9203-29-9
210 páginas
Podríamos decir que un volumen de cuentos tiene, si se me permite el comentario, tres destinos: ser una recopilación más o menos desigual de distintos relatos sin mucho en común salvo por un tono narrativo específico; una recopilación temporal, tal vez póstuma, más cercana al ánimo de las antologías, que da cuenta de un trabajo editorial que ilustre ciertos periodos clave; o bien, como es el caso de la última entrega de Federico Zurita Hecht, un libro cuyo andamiaje no se sostiene tanto en un sello autoral como en la creación de un pequeño artefacto que sea autorreferencial, suerte de sistema, que se dedica a estirar e indagar en torno a una idea.
Y es que, en este sentido, Lo insondable puede ser leído como un volumen de cuentos, pero también como una novela en cuyos márgenes el autor experimenta, mueve las piezas e intercambia escenarios parecidos en un mise en abyme que a ratos corre el riesgo de no tener otro propósito que este procedimiento, pero que sin embargo va cerrándose y abriendo preguntas, cristalizándose en un relato y estallando en otro. De esta forma, Zurita, en un procedimiento que a ratos se asemeja a la construcción de un disco conceptual, va utilizando frases como loops que samplea en distintos momentos. La linealidad, por lo tanto, es absolutamente innecesaria, lo que invita al lector a formar parte activa en el trazado de estas piezas.
“A mi pueblo no le permitieron vivir su vida. Tuvo que vivir la vida que otros quisieron para él”, escribe Cirilo Llewellyn, personaje que se repetirá en varios relatos. La referencia, en este caso, alude a Chile y al gobierno de Allende, pero también alude a un Chile imaginario que existe solo en el texto, que es su trasunto. Sin embargo, esa tensión entre literatura y realidad aparece de distintas formas, ya sea como conversaciones cotidianas o como parte del perfil intelectual de los personajes que, dicho sea de paso, suelen ser profesores universitarios, escritores o físicos. “Catalina creía que las verdades estaban atrapadas en la falta de entendimiento del ser humano y que aquello que nombrábamos como verdad era apenas un simulacro de ésta” (11), se nos dice en “Disolución del universo”, relato que abre el volumen. Los escenarios son diversos y, en cierta medida, alegóricos de las preguntas que el autor instala: desde Europa Oriental como el tropo en donde toda una época se diluye, o lugares de América Latina como Cochabamba o México, aperturas a lo posible. Todo en el libro intenta ser un enigma y una clave al mismo tiempo y he ahí una de las apuestas interesantes de Lo insondable. Mención aparte merecen la máquina que, creada en Rusia en la época de los zares, tiene como finalidad la destrucción del universo, o el enigmático cuadro de Piotr Beliavsky, pintor de vida maltrecha y absolutamente ignorada por la crítica que, desde esos márgenes, está ahí para comunicar intratextualmente las distintas historias del libro.
Lo insondable es una obra ambiciosa cuyo único problema podría estribar en que a veces tiende a ser demasiado explícita en sus intenciones de poner en escena ciertas concepciones teóricas sobre la literatura. Ahí la decisión es del lector. Sea como sea, eso hace de este volumen un texto interesante, que intenta ser abierto a múltiples lecturas. Un poco como en Synechdoque: New York, en donde Kaufman juega, a partir de un par de pistas, a mostrarnos cómo la ficción puede ser una clave de lectura de la realidad y viceversa, así hasta un presunto infinito que vuelve ambos planos insondables en su combinación de posibilidades.