Materiales de construcción (Carlos Droguett)

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Carlos Droguett (1912 – 1996)

Ediciones UDP (2008)

ISBN 978-314-047-7

152 páginas

Precio referencia $7.000

 

Quien me toca a mí no toca un libro, toca un hombre.

Walt Whitman

Materiales de construcción es un conjunto de ensayos de Carlos Droguett sobre literatura y la escritura de otros autores chilenos. No nacen como un conjunto unitario bajo su pluma, sino que son reunidos por el editor, dando cuenta en esta unión, de la forma en que Carlos Droguett veía la literatura, cómo la afrontaba en su propio encierro creativo y, muy especialmente, la forma en que él mismo juzgaba a sus compañeros de oficio.

El conjunto comienza con el ensayo que títula el libro, donde el autor va explicando sus motivaciones y perturbaciones respecto a la literatura, ligados a algunos hechos de su vida privada que lo arrojaron a convertirse en escritor. Luego viene la sección que, por extensión, resulta ser la principal, bajo el nombre “Sobre escritores chilenos”. En ella Carlos Droguett hace un repaso de Vicente Pérez Rosales, Baldomero Lillo, Pablo de Rokha (con quien lo uniera una profunda amistad y una suerte de sino común), Manuel Rojas, Pablo Neruda, Francisco Coloane y finalmente José Donoso, para terminar en un breve epílogo. Eso es todo. Y sin embargo, aquella bitácora breve posee una sustancia importantísima y es el cómo el mismo Droguett, más que los autores a quienes analiza, ve y siente la literatura.

…no podría explicar por qué escribo. ¿Por qué bebe el alcohólico? Él diría que porque no lo puede evitar. Yo tampoco, y como él, no lo considero una desgracia. Es más bien una fatalidad, tomando la expresión en su significado esencial…

Carlos Droguett resulta ser un hombre furibundo en su escritura; aquello resulta notorio en libros suyos como Eloy o El compadre, solo por nombrar los primeros que me saltan a la mente cuando pienso en él. Es como si poseyera una rabia esencial en el puño con el cual escribe.

Soy el abismo, cualquier abismo, todo el abismo.

(Eloy, Carlos Droguett)

Carlos Droguett diserta largamente sobre cómo cree él que debe escribir un hombre. Por qué desprecia a Eduardo Barrios. Por qué eleva a Manuel Rojas, a Baldomero Lillo (a este último incluso por sobre Whiltman). Dice Carlos Droguett al hablar sobre Rojas, en algunas de las notas más lúcidas que he visto para acercarse a sus cuentos y novelas:

Manuel Rojas no se hizo escritor, la vida lo hizo y es esta seguramente la única labor social del sufrimiento. Un mundo sin necesidades, sin injusticias, sin sufrimientos, no daría lugar probablemente al nacimiento de este extraño ser, un poco enfermo y un poco extraterrestre que es el artista, de manera que es un misterio todavía no muy clasificado y con toda seguridad nada de clarificado el de un Máximo Gorki, un Miguel Hernández, un Manuel Rojas nacidos tan lejos de las casas del arte y de la universidad, cuyos primeros maestros, con seguridad los únicos, fueron nada más, por suerte para ellos y para sus pueblos, la necesidad primero física y después metafísica, eso que llaman soledad.

Todo en la escritura de Droguett tiende a resolver una pulsión material y espiritual del hombre; el escritor es alguien hecho por la vida, por el sufrimiento y por la soledad. El escritor real está alejado de las comodidades. El escritor es un ser doliente. Y venciendo aquellos sinsabores, usándolos, instrumentalizándose a sí mismo es como se escribe literatura valiosa, de altura. El hombre que no ha sufrido, según entendemos que explica Droguett, solo podrá hacer personajes sin alma, personajes que no consigan escapar a su carácter de personaje de ficción, y jamás parecerán hombres y mujeres interactuando con el mundo y viviendo realmente en el mundo.

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Y es cierto, al leer sus libros, al repasar sus historias y temáticas, todo en ellos responde a una pasión desbocada, que se manifiesta a raudales en sus páginas, en su estilo también desbocado, en la fuerza y fiereza de las imágenes que va construyendo, una tras otras, con una violencia que no busca contener, sino que por el contrario, es como si la quisiera soltar, dejar que escapara toda de una vez, agolpándose en sus letras.

Cuando yo era niño, más exactamente cuando era adolescente, creía antes en la literatura que en la vida, probablemente porque no había vivido o porque, y es otra certera posibilidad, no sabía que vivía. Pero desde entonces el mundo, el mundo exterior a mí mismo, o a mi tierra caminaba y se desangraba y me estaba todo el tiempo enseñando, sin que yo aprendiera, que había que creer primero en la vida y después en la literatura.

Droguett fue un hombre resistido dentro del mundo literario, entiendo que no tanto por su calidad (indiscutible al punto de que se le señala a él como introductor en Chile de técnicas modernas de escritura, como el estilo indirecto libre), sino más bien por su tosquedad, por la dureza de su carácter, por lo confrontacional de sus frases. Droguett despacha, con una honestidad sin matices ni dulzuras, a obras de escritores sin importarles que fueran sus propios amigos, como sucede al referirse a El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso, y, al mismo tiempo, no duda en ensalzar a Rojas, a Nicomedes Guzmán, a Baldomero Lillo, a todos ellos en quienes vio la misma pasión, la misma fortaleza que se exigía a sí mismo al momento de crear no personajes, sino poner personas en las líneas de sus libros. Y es claro, como lo dice él con mejores palabras, cuando el autor no logra crear hombres y se queda solo en los personajes con almas inexistentes o pequeñas, todos los sufrimientos de estos se vuelven triviales, hasta el amor y el dolor.

Materiales de construcción es, en suma, manual de estilo, bitácora de viaje, compilado de crítica literaria, una bella e importante recopilación de ensayos de Carlos Droguett, donde puede verse de primera mano, una forma de hacer y entender la literatura que busca escapar a raudales de la mera ficción, para posicionar a los caracteres como hombres reales, con almas profundas, capaces de realmente vivir en las líneas de sus novelas.

G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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