Fortuna (Hernán Díaz)

Fortuna (2023)

Hernán Díaz (1973)

Anagrama

ISBN 978-84-339-1845-1

440 páginas

 

Fortuna es la más reciente novela de Hernán Díaz, escritor que ya con su anterior publicación A lo lejos, ya había recibido largos y merecidos halagos. Con esta nueva novela no solo ha cambiado de editorial, sino que de mundo narrativo, demostrando una versatilidad temática muy amplia. Pero veamos de qué se trata Fortuna.

EL ARGUMENTO

Para no avanzar con la trama y revelarle al lector giros y cuestiones que más bien debe descubrir por sí mismo, habría que decir que Fortuna es una novela que, de manera muy atípica, contiene un índice en su comienzo. Ese índice, más propio de los ensayos, crónicas y recopilaciones, está ahí y es fácil olvidarlo durante el primer cuarto de la novela, pero ahí está como una presencia omnipresente y algo nos dice. Por medio de ese índice es, tal vez, la manera más simple de contar de qué se trata esta novela sin estropear las sorpresas que van apareciendo en Fortuna cual matrioshka o muñeca rusa. Entonces, hablemos del argumento a partir del índice.

Fortuna es una novela dividida en cuatro partes. Cuatro partes que, y esto es muy importante, no son capítulos, ni cuentos ni pequeñas novelas; son más bien cuatro voces. La primera —siempre siguiendo estrictamente ese índice que no dice nada aunque dice mucho— se llama “Obligaciones” y se presenta como una novela de Harold Vanner. En ella nos encontramos con la historia de un hombre no digo rico, sino riquísimo, derechamente la fortuna personal más grande del mundo en la época en que se desarrolla esta historia y que recorre la biografía de Benjamin Rask y su mujer Helen. Se trata de un magnate de la bolsa, un financista o inversor. Un hombre que compra y vende grandes, enormes volúmenes de acciones cada día y que es a tal punto exitoso y genial en su trabajo que logra incluso prever, anticiparse y sacar provecho del Crack de la Bolsa Norteamericana de 1929, que antecede a la llamada Gran Depresión, que parte precisamente con el derrumbe de la bolsa de valores. Helen, su esposa, es su compañera de vida y sufre abnegadamente una condición mental que la irá deteriorando progresivamente.

Segunda parte o voz. Tal como dice el índice, se llama “Mi vida. Andrew Bevel”. Y no es más que un relato inconcluso, en una aparente primera persona, de un enorme magnate y financista de la bolsa de Nueva York. Es un relato que se asemeja mucho, demasiado, a la novela “Obligaciones” de la primera parte. Pero que en sus diferencias biográficas y de énfasis parece desmentir, blanquear y alterar la primera fracción.

Tercera parte, siempre de conformidad al índice de la primera página, se llama: “Recuerdos de unas memorias” por Ida Partenza. Que no es otro que el relato de la secretaria o copista o escritora del magnate Andrew Bevel, y que revela detalles esenciales para entender la vida tanto suya como de ese magnate, y los motivos por los que se escribió el relato titulado “Mi vida. Andrew Bevel”. Y como tal, significa una modificación de la manera en que hemos leído, no tan solo la sección inmediatamente anterior, sino que también la primera parte del relato. O dicho al revés, obliga a volver a repensar todo lo que el lector ha leído de Fortuna hasta el monto, recalibrando cada parte del relato.

Finalmente, y sujetándonos estrictamente a ese índice de la primera página, está “Futuros” de Mildred Bevel, que es un diario de vida de la antes dicha, que no es otra que la esposa de Andrew Bevel.

De esta manera, Fortuna es una novela-matriushka: una voz, dentro de otra voz, dentro de otra voz. ¿Por qué no novelas o relatos dentro de otro relato? Porque lo que acá hay es un único relato, un único hilo central que el lector, cual detective, debe ir descubriendo. Y no solo descubriendo, sino que prácticamente decidiendo, puesto que a lo que se expone son voces y puntos de vista, contaminados por la experiencia y opinión de estas voces, que muchas veces por medio del poder horrendo que da el capital han modelado o visto distorsionado su entorno. Y aunque en una lectura muy superficial pudiera creerse que es una novela que argumentalmente se trata sobre la vida de un gran magnate estadounidense (hombre, con hincapié en su género), en realidad, si bien la voz inicial es la voz de un novelista hombre (“Obligaciones” de Harold Vanner, tal como se ha dicho siguiendo el índice), las voces restantes son siempre la voz de una mujer, cosa que no es casual, porque el tema tal vez principal de esta novela sea la posición de las mujeres en el mundo y cómo han sido escondidas, a pesar de su innegable talento, bajo las esferas de poder reservadas por y para el género masculino. Y aún más específicamente, cómo las mujeres han sido excluidas de las esferas de poder y de la historia de acumulación de capital en el mundo.

 

EL TEMA

Hablemos, entonces, ya que nos ha dado por ahí, del tema de esta novela.

Fortuna NO es una novela sobre:

a.- Cómo se mueve el dinero en la bolsa.

b.- Los métodos en que se acumula la riqueza.

c.- Cómo se han amasado las más grandes fortunas del mundo.

d.- Una novela social, sobre los problemas de clase de los sectores más acomodados.

e.- Las diferencias entre ricos y pobres.

f.- Cómo históricamente se han acumulado las grandes riquezas, ni una novela histórica, ni biográfica, ni una crónica.

Fortuna es una ficción. Y esta ficción miente descaradamente. Además, produce un profundo placer en el lector a quien se le miente a la cara, justamente mientras se da cuenta de esa mentira rampante. Así, no resulta raro que en su original en inglés esta novela se llame Trust que en su acepción más común pueda traducirse como confianza.

Fortuna es una novela que toca magníficamente varios temas. Solo por enunciar los que primero saltan a la vista, estos son:

a.- Cómo se construyen las ficciones (literarias, si me apuran).

b.- Cómo se ha construido históricamente la posición de las mujeres en la sociedad y el rol que se ha concedido/permitido que estas tengan, excluyendo sus historias de la historia de acumulación de poder y capital, incluso ocultando y usurpando sus talentos.

c.- Cómo el dinero permite crear en torno a sí y a quienes lo detentan otra ficción más, deformando la realidad. En Fortuna el dinero es, principalmente, una vía para construir ficción y no un medio para acumular bienes.

d.- Cómo las enfermedades mentales son relegadas. Cómo estas han sido atribuidas al género femenino como método para invalidarlas en la vida pública, y no solo a ellas en tanto a género, sino que también a sus talentos personales, en tanto individuos.

Por si no fuera suficiente, sobre todo esto hay algo hermoso. Y es que las voces de cada una de las secciones de Fortuna son precisamente eso: voces. En tanto voces, representan puntos de vista. Así, cada punto de vista es una suerte de narrador no confiable, puesto que cada cual revela una opinión parcial, esencialmente incompleta. Es un mecanismo que altera la historia mayor, la vuelve (hermosamente) endeble, hace que se modifique con un mecanismo similar —aunque diverso— al de Pálido fuego de Vladimir Nabokov y que en esa estructura, que es pura construcción, todo ocurra en la mente o lectura-del-lector. Hace que todo sea pura literatura.

Fortuna es un libro inmenso, que se dispara en muchas y distintas direcciones, abriendo lecturas. Hernán Díaz ha escrito y montado una novela que, si me permiten apostar, será referencia desde aquí hasta por lo menos una decena de años. Ya pueden preguntar cuál fue el mejor libro publicado el 2023.

G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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