Los enfermos (2021)
Natalia Rozenblum
Editorial Kindberg
ISBN: 978-956-9707-16-2
216 pp.
La protagonista cuida a su hijo adolescente que está en coma. Un hijo que es como un muerto, nada más que un cuerpo que con su presencia hace latente la ausencia de la persona y personalidad que habita o debería habitar ese cuerpo. La pieza del hospital es a la vez otro cuerpo, una cáscara exterior que permite a la madre esconderse del mundo, del riesgo que significa la vida con su marido Alfredo, de la violencia de género y del abuso sexual cruento que conocemos apenas leemos las páginas iniciales.
Los enfermos es un libro que se juega su desarrollo en lo no dicho, en aquello que el lector puede ir adivinando progresivamente, tanto los motivos del coma del hijo adolescente como de por qué resulta conveniente para la madre, a pesar del dolor, que ese hijo permanezca en coma y ella, por ende, obligada a vivir en una sala de hospital, atenta a su cuidado, siempre en vilo para ver si hay alguna novedad, que tanto quiere como teme, así como los pequeños movimientos que el hijo parece registrar y que nunca sabemos si son o no voluntarios, sin importar las tandas de exámenes que practican en el cuerpo del muchacho, que es, tal como el cuerpo de la protagonista, un cuerpo constantemente manipulado, usado, punto en el que tanto madre como hijo comparten destino desde veredas diferentes, y en el que uno resulta servil al otro, en un tenso equilibrio agobiante y doloroso.
Los enfermos es una novela profundamente perturbadora, no tanto por la temática de la enfermedad sino que por el uso de esos cuerpos, por la instrumentalización de ellos. Una de las virtudes de este relato es la construcción y efectividad del traspaso del agobio que tiene la protagonista y que te arrastra en el clima de la novela, que pasa desde lo narrativo a una voz poética que sirve para poner un pie en la conciencia de la madre, en cómo ella misma se pierde en sus sensaciones y sentimientos contradictorios, en su lucha interna y en la violencia que recibe desde el exterior, una novela que es como un escape en dos secciones y momentos temporales distintos, pero que siempre acarrean la misma lucha por decantar el dolor de aquel hijo que tomó una decisión errada que pone a la protagonista en un lugar que jamás hubiera querido estar pero de que, sin embargo, puede servirse. En esa dualidad está el horror, porque es un camino sin salida y el lector lo sabe muy pronto y avanza en las páginas del libro siempre con escasas esperanzas.
