Romper el mar congelado (2024)
Felipe Reyes F. (1977)
Carbón Libros
ISBN: 978-956-6280-00-2
157 páginas
Felipe Reyes, quien en ocasiones usa el alias Onofre Borneo, siendo este último a su vez el alter-ego de Juan Emmar —como es sabido, seudónimo de Álvaro Yáñez—, digámoslo en palabras de Emmar, Onofre Borneo es: «el biográfo de todos los presentes y muchos ausentes». Y pareciera ser esa la propia pulsión de Felipe Reyes, la de registrarlo todo y a todos; no solo hacer suyo el heterónimo, sino todo el proyecto detrás de él.
“Para mí la lectura es presente continuo: placer, oficio y sustento, chispa y combustible de una llama incandescente; un medio para comprender el mundo —o tratar de comprender—, un archivo de la memoria, de la experiencia propia y ajena; un medio para superar las limitaciones del tiempo y el espacio, una fuente de iluminación, de felicidad y, muchas veces, hasta de consuelo” (págs. 144, 145)
Felipe Reyes, escritor a la sazón de una serie de ensayos todos en torno a autores, libros y demás placeres, dispara este compendio de textos breves, una suerte de registro de héroes o de cuaderno aparte de escritura, todo a un tiempo, donde se deja constancia del amor por los libros y ciertos autores, de una indagación libresca sobre las maneras de componer o armar textos, y, principalmente aunque no esté dicho en un primer nivel, de su propia manera de ver, leer e interesarse por ciertos libros.
Este compendio reúne una serie de textos ya publicados con anterioridad en diferentes medios. Varios de ellos pueden leerse acá mismo en nuestro sitio web y se encuentran bajo la etiqueta del autor, entre otros de la misma línea que finalmente no han formado parte de este Romper el mar congelado, título que alude a la frase de Kafka, reseñado en el último ensayo del conjunto, y que es esgrimido como argumento o excusa para abandonar los libros que no producen un efecto importante en el lector, para sustentar la postura de abandonar lecturas, incluso aquellas que nos gustan pero que, por cualquier motivo, han dejado de interesarnos.
Romper el mar congelado es un libro de profundos devaneos. Así como su excelente “Caminar es conocer” que abre esta publicación, es una pequeña oda al interés fugaz, disperso pero consciente sobre una multiplicidad de temas y autores, en una actitud tal vez muy borgeana, tal vez simplemente deudora de nuestra época, repleta de pequeños y múltiples estímulos que captan nuestra atención a rachas, con la misma velocidad que se desvanecen. Reyes compone un libro para curiosos, para curiosos literarios, para curiosos de los libros, un libro para lectores que buscan compañeros de ruta, compañeros no de trayectos completos, sino que de estaciones, de tramos, de una que otra conversación. No es el monólogo del culterano; es la conversación del amigo, y en ello hay una profunda virtud.
“Vidas-obra (o al revés) de hombres y mujeres entregados en cuerpo y alma a un oficio sin calendarios, horarios ni vacaciones; intervenido, modificado y reformulado a lo largo del tiempo por la academia, la profesionalización y los desvíos temáticos por preferencia o la urgencia de subsistencia; por la vocación compartida con otras materias y por los avatares del mercado y su sombra permanente“ (pág, 37)
Romper el mar congelado es un libro de pequeños y entretenidos ensayos que bien puede emparentarse con otras formas laterales de llegar a la literatura, como por ejemplo Valles sonoros. Un ensayo en torno al viaje, la poesía y la escucha de Diego Alfaro Palma (Alquimia ed. 2023) o a contrapelo del muy recomendable también La partida fantasma de Leonardo Sanhueza (Ediciones DocumentA/Escénicas 2018), en ese sentido se hermana con un conjunto mayor de escritores hablando sobre las maneras y formas de hacer literatura, ya sea desde el oficio propio o de cómo otros lo abordan.