El secuestro de la hermana Tegualda (2021)
Hernán Rivera Letelier (1950)
Alfaguara
ISBN: 978-956-384-212-8
107 páginas
La obra de Hernán Rivera Letelier tiene como adjetivo la palabra “pampino”, implicando una originalidad de lugares, de personajes, de diálogos y de sucesos. No obstante, su última ficción El secuestro de la hermana Tegualda al igual la trilogía que la precede —La muerte es una vieja historia (2015), La muerte tiene olor a pachulí (2016) y La muerte se desnuda en La Habana (2017)— va en contra de esa cualidad pampina que lo distingue. Si bien estas cuatro novelas demuestran su capacidad de escribir más allá del adjetivo que él ha creado, no es más que eso. Esta saga policial no logra crear un nuevo adjetivo a su historial.
Los sucesos de esta novela ocurren en menos de un cuarto de día, comenzando cuando el “tira” Gutiérrez llega a su oficina y la hermana Tegualda —contrario a la costumbre de ella— no está. Un texto anónimo le informa que está secuestrada y que deberá marchar por la ciudad de Antofagasta recogiendo anónimos para dar con su paradero. Mientras el protagonista va de lugar en lugar, piensa en lo que ocurre, en el peligro de su compañera de trabajo y en qué terminará esto. Finalmente, el móvil del secuestro es dilucidado y todo se devela encajando armoniosamente.
A diferencia de la originalidad de sus personajes pampinos, el “tira” Gutiérrez tiene un perfil ya visto: un detective privado certificado por correspondencia, que tiene romances de ocasión, que riñe contra su mal estado físico, que alega por el poco trabajo y que se aburre de investigar infieles. Además, mientras las novelas policiales —como esta— tienen esa tendencia de develar la realidad perfectamente, las narraciones pampinas de Rivera Letelier tienen un momento de esplendor ruinoso, donde el personaje principal debe aprender a lidiar con las insatisfacciones de la vida en esa desértica periferia geográfica chilena donde sucedían cosas fantásticas.
A pesar de lo recién descrito, hay un cambio de conducta en los personajes que vale rescatar. Durante el cautiverio de la hermana Tegualda ella se alejó de Dios a pesar de ser una ferviente cristiana, en cambio, el “tira” Gutiérrez se acercó a él aunque no le rendía culto, observándose que en una situación extrema las personas pueden modificar sus basamentos en vez de solidificarlos. Sin embargo, esto no alcanza para que sea una obra lograda.
Previo a esta novela, Rivera Letelier publicó la crónica Epifanía en el desierto (2020) y la novela El autodidacta (2019), las que se complementan para relatar cómo él pasó de ser un obrero de la pampa salitrera a un escritor nacional traducido a varios idiomas. Ambos relatos enseñan el basamento pampino que lo posiciona como un autor, aunando su obra como un adjetivo que lo distingue, haciendo que sus novelas tengan centralidad temática para sus lectores.
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