Kentukis
Samanta Schweblin (1978)
Literatura Random House
ISBN: 9788439734895
224 páginas
Kentukis es una novela sumamente original. Los kentukis —que dan nombre al libro— son la última moda en aparatos tecnológicos. Todo el mundo quiere uno. Son una especie de mascota virtual, como un peluche con ruedas, un ferbie o similar. La parte curiosa es que el juguete está compuesto por dos partes: por un lado está el aparato mismo cuyo propietario se denomina “amo”, y por otra parte está la persona que lo controla. Porque sí, puedes elegir entre comprar el juguete o comprar un código para manejar un kentuki de forma remota, o dicho de otro modo, detrás de cada mascota virtual hay una persona de carne y hueso que, gracias a una cámara situada en los ojos del aparato, anónimamente y sin capacidad más que para moverse y hacer ruiditos acordes al animal que representa su kentuki, puede ver e interactuar con todo lo que ocurre en el hogar al que se ha ligado el “muñeco” que maneja. Y como si lo anterior no fuera suficiente, el kentuki puede estar en cualquier parte del mundo, normalmente lo suficientemente lejos como para no tener ni la más mínima relación con su controlador, por lo que el software incluye un traductor en tiempo real para poder comprender lo que habla la persona que compró la mascota virtual. Quizás la manera más sencilla de graficarlo es dar la misma explicación reduccionista algo peyorativa que da un personaje del libro: un kentuki es un peluche unido a un teléfono móvil.
La narración es coral y sigue en paralelo tanto a personas que han comprado un kentuki de mascota así como a aquellos que, por el contrario, han comprado únicamente un código y que se convierten en los extraños en un hogar ajeno.
El problema que gatilla la narración es que los kentukis no son mascotas, son personas reales. Y están dentro de tu casa. Un completo desconocido que se pasea por tu casa y desayuna con tus hijos.
“Qué tipo de reglamentación emplearía el gobierno con una cosa así. No se podía contar con el sentido común de la gente, y tener un kentuki circulando por ahí era lo mismo que darle las llaves de tu casa a un desconocido”.
Lo sumamente perturbador en esta novela no es solo la anécdota, no es solamente son los muchachos que encuentran a una joven secuestrada en un lugar del mundo que no pueden identificar, no solo la mujer solitaria que se desnuda frente a los ojos de un extraño y que más tarde agrede y mutila a su kentuki, mientras al otro lado de la pantalla un niño pequeño llora porque no entiende el trato al que es sometido cuando él, se supone, simplemente está representando a un juguete. Decíamos, lo sumamente perturbador de la novela no es solo la anécdota, sino que es el hecho de que el mundo que retrata difícilmente pueda tratarse de un futuro distópico, por el contrario, toda la tecnología que requiere esta historia para funcionar es tecnología actual, y lo que viene a hacer este libro es evidenciar la compleja relación que tenemos con la tecnología, renovando además la idea del voyerismo, lo imprevisible en el uso de la tecnología, y que expone al lector a la posición de observadores y jueces de la vida íntima de sus personajes, que sufren y se equivocan como cualquiera, un poco a su vez como kentukis inmiscuyéndose en el fracaso cotidiano de las relaciones humanas que se estropean a cuenta gota.
La idea del Kentuki excede los límites de la propia anécdota y traza preguntas hacia el mundo, y provoca que nos cuestiones los usos de la tecnología exponiendo sus posibilidades más nocivas y peligrosas, como si se tratara del más crudo capítulo de Black Mirror.
¿Por qué parece tan verosímil esa disposición de tantos personajes a meter a un extraño en su vida cotidiana, y sobre todo “dejarse mirar”? ¿No son eso mismo, en esencia, las redes sociales, la exhibición de nuestra cotidianidad en fotografías? Kentukis es un libro que más que un relato propone una discusión, una visión crítica del mundo actual, de hacia donde nos dirigimos con el uso que le estamos dando a la tecnología, a las cosas buenas que podemos crear con ellas, a lo escalofriante que podemos crear con ellas, ambas caras de una misma moneda. Los kentuki son un gran hallazgo como forma de graficar esa dualidad, para mostrar una forma de ver y vivir. Kentukis es un libro escalofriante, excelente, abominable, en forma de graciosos extraños que haces entrar a tu casa, mientras sus personajes aman, se separan, crían niños o dejan de criarlos, se pelean, discuten, o cometen crímenes horribles, frente a los ojos de un extraño que solo puede ser testigo.