Diario de un solo #2 (Catalina Bu)

Diario de un solo 2Diario de un solo #2 (2015)

Catalina Bu

Editorial Catalonia

ISBN: 9789563243840

88 páginas

 

Esta es también la historia de cómo me encontré con este webcomic. Primero en Tumblr, leyendo todo lo disponible. Luego olvidándolo, para que meses después lo recordase pero me tardara mucho en volver a pillarlo. Y así un par de veces más, hasta que supe que saldría en versión papel en 2014.

El Diario de un solo (Catalonia) se convirtió sorprendentemente en uno de los libros más vendidos de ese año. Y la sorpresa no es por mala factura del material, al contrario, sino porque un cómic en Chile que pasa desde un blog al papel claramente no tiene como objetivo convertirse en un pequeño bestseller ilustrado, ni mucho menos tiene el de llegar a la cantidad de público que afortunadamente capturó. Este Diario de un solo #2 comprende las viñetas dibujadas y craneadas por Catalina Bustos (Bu), que muestran la desgraciada y majestuosa cotidianidad de un personaje que solo vive, y que con pocos se encuentra, apenas utilizando tonos azules sobre fondo blanco. Agregando a esto gráficos y diagramas, como aquel que muestra que a mayor felicidad menor cantidad de gente; o el otro que aconseja reclamar por redes sociales si no ha gustado el libro que se está leyendo.

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Bu consigue en este segundo volumen un material muchísimo más acabado en términos editoriales, a toda cuenta del origen del primer tomo. Sin dejar el trazo característico y cargado lo afina no para detallar cada viñeta o figura, sino para realizar nuevas y bien logradas escenas nocturnas, o para el realce de su personaje en medio de fondos planos. La viñeta de Solo en su clóset pesándose, por ejemplo, fue dibujada otra vez apreciándose la nueva forma en que este libro fue concebido. Junto con ello, hay un camino recorrido para la autora, ya no solo en lo formal, sino que por ejemplo deteniendo a su personaje en medio de una doble página saturada de publicidad callejera y gente con bolsas, rescatando olores caseros y reconfortantes, o cantando “Los dinosaurios” en medio de siluetas apenas esbozadas en la ciudad.

El Diario es sincero, en el sentido que no pretende nada que no cumpla. No se quiere como ácida crítica social en largos párrafos, donde la ilustración es solo un pretexto para un discurso predecible. No tiene tampoco el espesor biográfico de Bechdel o Maliki (ni tampoco lo desea), pero consigue la empatía del lector con sus mínimos gestos dejando al Solo acompañarse de manera gentil.

Sucede también que el Diario no rezuma únicamente aislamiento o nostalgia, aunque alguna vez haya usado a Bertoni para describirse: “De puro solo saludo a mi cama cuando me acuesto”. El Solo en su primera portada estaba rodeado de otros personajes anónimos y él en una esquina separado de ellos. En este, camina por la calle de una ciudad completamente desierta: es absolutamente libre de hacer lo que sea, sin dañar a nadie, solo contentándose consigo mismo, siendo egoísta a la vez que autónomo. No necesita la validación del prójimo, porque de él prescinde. Se mueve y actúa sin la prolijidad del plan, pero con la gracia del que por ingenuidad realiza las proezas, sin nunca notar que las cometió.

Rodrigo Salgado Boza

Que lean los que quieran. Que escriban los que puedan.

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