Un puñado de cerezas (Francisco Mouat)

Un puñado de cerezas (2023)

Francisco Mouat (1962)

Overol

ISBN: 978-956-6137-56-6

222 páginas

 

Me permito una digresión, que me parece que conforma un pequeño hilo cuyo cabo no espero alcanzar. Francisco Mouat publicó en el año 2005, una selección de su trabajo periodístico como cronista, bajo el título Crónicas ociosas (ed. El mercurio Aguilar, 2005), publicación para la que eligió un precioso epígrafe de W.G. Sebald, que dice así:

               “Cuántas cosas y cuánto caen continuamente en el olvido, al extinguirse cada vida; cómo el mundo, por decirlo así, se vacía a sí mismo, porque las historias unidas a innumerables lugares y objetos, que no tienen capacidad de recordar, no son oídas, descritas ni transmitidas a nadie” (W.G. Sebald, Austerlitz)

En la copia de Crónicas ociosas que tengo en mi poder, —que es un libro comprado de segunda mano—, hay una dedicatoria del autor a un curso de escuela básica donde les dice a estos niños a quienes dedica el ejemplar, que “Algunos de mis mejores amigos son escritores, autores de los libros que más me gusta leer y releer. Ellos no tienen idea de que son mis amigos. Varios de ellos incluso están muertos hace mucho tiempo (…)” (fechado al 25 de junio de 2013), que es, leído de manera oblicua, no solo una declaración de amor a ciertos libros y autores, sino que una forma de negarse al olvido, de luchar contra ese titán, de peleársela de frente, aunque haya sobrevenido la muerte: volver una y otra vez sobre esas perlas de felicidad, robárselas al olvido.

Pienso en el Francisco Mouat autor de libros que, más que de la memoria, hablan sobre el olvido como gran tema, así como de las pequeñeces humanas (y a veces de las pequeñas grandezas). Basta ver cómo aborda la excelente El empampado Riquelme (2001), que habla sobre este hombre que en un viaje se pierde en la pampa para no aparecer más, sin que nadie lo busque, para convertirse en un simple tema olvidado, en un murmullo lejano; o como lo hace con la historia lúdica tras el Paraíso canalla (2021, Overol), una vuelta de tuerca a un reconocido cuento donde Mouat juguetea con la idea de un hombre que consigue convertirse en un ser olvidado, mientras en paralelo se conmemora año tras año un gol crucial. El olvido como gran tema en los relatos, cuentos y crónicas de Mouat. Los pozos de amargura que en paralelo se agazapan en algún lugar del pecho. Y entre esos olvidos y esas amarguras, los pequeños frutos de la felicidad radiante.

Estas palabras quieren ser

un puñado de cerezas,

un susurro —¿para quién?—

entre una y otra oscuridad.

(Jorge Teillier)

Un puñado de cerezas (2023, Overol) es una crónica biográfica, un relato de la propia historia de Mouat, de su vida como amante de los libros y de ciertos autores, pero principalmente, es la historia de un periodista que estudia la carrera y hace gran parte de su primera experiencia profesional bajo la dictadura chilena, en prensa de izquierda, férrea opositora al régimen.

“Fuimos niños o cuando mucho adolescentes el 11 de septiembre del 73, lo que no significa gran cosa, salvo que nos sentíamos más independientes y libres para juzgar y no teníamos que responderle políticamente a nadie más que a nosotros mismos” (página 94)

Sin embargo, Mouat no es un autor de grandes heroísmos, ni tampoco lo ha sido en el relato de su propia vida. No pretende otra cosa. Lo suyo son los recuerdos luminosos entre la oscuridad de la época. Y así también consigue ver los momentos de alegría, cuando comienza ese período extraño posdictadura, cuando su propia carrera profesional parece asentarse con algo más de comodidad en un país que crece.

Porque si hay algo que jamás deja a Mouat es un tono juguetón, de cierta alegría que se podrá ver a la vuelta de la esquina, a pesar de vivir y crecer en momentos horribles no solo de la historia nacional sino que también de los momentos difíciles que se entretejen en su propia historia personal que se trasluce. Ya que Mouat, a pesar de jamás tirarse una flor, está en una serie de momentos importantísimos para el periodismo cultural y político chileno: está en la Apsi en los ochenta, dirige Don Balón en el mejor momento de esta revista deportiva en los noventa, y más tarde se pasa a El Mercurio para iniciar los dos mil —desde donde no deja de ser un cronista de izquierda, en el propio diario de A. Edwards—, tiene capsulas culturales en programas de televisión y hace notas deportivas que le cuestan su trabajo en alguna prensa escrita. Conoce y comparte con un montón de gente que estará en la primera línea cultural en las próximas decenas de años, y hasta hace de escritor en las sombras como ghost writer —o frustra la escritura, sería mejor decir— para un político de derecha que terminará siendo ni más ni menos que presidente de la república, en un capítulo sabroso y divertido que es preferible no adelantar, pero que vistos los acontecimientos cercanos, bastaría como anécdota para ser un libro en sí mismo.

Mouat es un escritor ameno, que desciende en línea directa de la pluma suelta y coloquial de un Eugenio Lira Massi, que no por eso se vuelve vano, sino que sabe también ser filoso e inteligente; aunque la escritura de Mouat tiene un tono algo más reflexivo, tal vez por la época que le tocó vivir, y por las penurias que vio sufrir a las personas de su entorno, y a pesar de lo que no ha perdido la capacidad de contar anécdotas como si se las escucharas a un amigo, a la salida del estadio, sin importar que se haya perdido o ganado.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *