Una anécdota cuenta que Cortázar habría escrito su cuento “Las babas del diablo” inspirado por una fotografía del chileno Sergio Larraín, narración que posteriormente serviría de argumento para Blow Up de Antonioni. La relación entre la fotografía y la literatura es, como vemos, menos arbitraria de lo que se puede creer. En esta entrevista, repasamos el trabajo de Raúl Goycoolea (1983), autor de El último viaje de Ximena Rivera (2012) —ensayo fotográfico que intenta capturar la intimidad de una poeta tan poco difundida como leída— y La Isla (2015) —que actualmente está montada en la Sala Laboratorio del Parque Cultural de Valparaíso—. Un diálogo abierto con el hombre detrás de la cámara, pero también con estas instantáneas de una cotidianeidad que se teje en un vértigo impredecible.
1. Sabemos que tu trabajo fotográfico se encuentra vinculado con la literatura. De hecho hiciste El último viaje de Ximena Rivera junto a la poetisa. Cuéntanos cómo fue esa relación.
La relación que tengo con la literatura no es solo por Ximena Rivera, es de casi toda mi vida fotográfica. En la literatura encuentro el tipo de inspiración que necesito. Por lo general veo muchos fotógrafos pero de ellos poco saco. Es en la literatura donde nace mi fotografía. Quiero aclarar que soy un lector lento, básico, constante. Tengo buenos amigos que son muy buenos lectores y me recomiendan a grandes escritores. Sin ellos no podría haber llegado a muchos escritores que me gustan mucho.
2. Háblanos de tus influencias literarias, musicales y cinematográficas. ¿Cómo se vinculan con tu firma de mirar lo que fotografías?
Hay de todo. Como muchos de mi generación el Internet nos pegó fuerte porque nos permitió escuchar, leer, encontrar todo tipo de influencias que por lo general a generaciones anteriores les era muy difícil llegar. Pero vuelvo al principio: sin algunos amigos jamás hubiese escuchado cierto tipo de música, leído cierto tipo de literatura y por supuesto visto esas hermosas películas. Nos hacemos con respecto al otro también.
3. Cuéntanos de algunos lineamientos de tu, permítenos llamarla así, poética. ¿Qué preguntas o imágenes o temas se reiteran en tus fotos?
El viaje. La calle. Cambian los países, las comunidades, pero en el fondo siempre trabajo de la misma manera: viajo, camino, observo, fotografío. Descanso, y todo de nuevo.
4. Una breve descripción de tus jornadas de trabajo en fotografía.
Saco fotos todos los días porque trabajo en un diario. A mí me ha beneficiado un montón porque el diario te da rodajes. Hay que imaginarse siempre a la fotografía como un oficio de práctica y error constante. Hay que saber lidiar con el fracaso día a día y dejar que el azar fluya entre lo que percibimos y lo que creemos. Es un trabajo detectivesco en donde no siempre se encuentra lo que se quiere y a veces sales herido.
5. ¿La envidia y el resentimiento social juegan algún papel en tu trabajo?
Para nada.
6. Cuando piensa en las personas que se sienten atraídas hacia tu trabajo, ¿qué clase de gente imaginas?
Me imagino gente que quiere estar en la calle. Caminar, ver, conversar, sentir cosas. Que le sucedan cosas todo el tiempo. Que a veces tu corazón se acelere con la adrenalina y sientas el cosquilleo mágico, ese que sientes cuando sacas una buena foto; es una cosa química, incontrolable y por supuesto adictiva. ¿Se podría justificar de otra forma la fotografía si no es un rush químico fluyendo por tu cerebro? Yo creo que no.
Recuerdo la última foto que saqué en donde ocurrió aquello, fue para la protesta que se hizo después de el asesinato de los estudiantes Exequiel Borvarán y Diego Guzmán y la agresión a Rodrigo Avilés. Sonido de cristales rotos, corro, un chico salta sobre un auto de una automotora, clic, clic, clic y el espinazo se hiela y sientes una corriente que baja por todo tu cuerpo. Es liberador, es adictivo y es un milagro. La foto es hermosa pero a mí no me importa la foto, es la sensación, la maldita sensación que hace volver y volver a buscarla una y otra vez.
7. ¿Qué estás leyendo ahora?
Nostalgía de la tierra, una antología de Jorge Teillier.
8. Si hiciéramos el ejercicio de pensar en tus fotógrafos favoritos, ¿a qué obras literarias los asociarías? Estoy pensando, por ejemplo, en la relación entre Robert Frank y Jack Kerouac.
Esta pregunta está endemoniadamente dificil. Mejor la contestaré mas personalmente: Raúl Goycoolea tiene mucha relación con Cormac McCarthy, sobre todo con En la frontera.
9. ¿Practicas otra disciplina o alguna ocupación o hobbie? ¿Tiene alguna influencia en tu trabajo fotográfico?
Ver tumblrs de soft porn. Tomar whisky con mi viejo amigo Marco, escuchar música, leer literatura con malas traducciones.
10. ¿Qué otros autores te interesan y cree que deberíamos entrevistar aquí?
Emiliano Velenzuela, pero no le den cerveza antes de la entrevista.