California Inc. Una temporada en la industria del cannabis
Matthias Molina
Alquimia, 2022.
107 páginas.
por Jaime Ahumada Ruiz.
La imagen y los efectos de una droga “blanda” como la marihuana parecieran contrastar con la crudeza del oscuro mundo del narcotráfico; el relajo contra la tensión, el autocultivo y la familiaridad contra la producción en masa y el mercado, lo natural contra lo artificial. Sin embargo, esta versión idealizada puede hacer olvidar a ratos el importante factor que aún comparte con el narcotráfico: el ser un negocio de millones de dólares que, pese a estar legalizado en algunos lugares, sigue a medio camino entre la ilegalidad y la violencia y su regularización y entendimiento como producto. Ambas residencias dejan mucho que desear.
En California Inc., Matthias Molina nos introduce lo que en un primer momento parece ser un testimonio al estilo del road trip, en donde seguiríamos sus acciones y desventuras como podador de cogollos, el escalafón más bajo de la producción de marihuana en el valle de California; un trabajo arduo que puede dejar mucho dinero, pero que enfrenta a sus trabajadores, generalmente migrantes de temporada, a la precariedad y vulnerabilidad constante. En el momento en que dicha situación se hace patente en la narración, ese primer momento termina. Solo entonces el libro se permite mostrar su verdadero carácter; el de una fragmentaria crónica que se propone develar la tensión constante que se vive en el Triángulo Esmeralda, epicentro del cultivo de cannabis estadounidense.
Con total transparencia, Molina sincera los motivos de su viaje de manera inmediata. No se trata de espiritualidad ni estrechar la relación entre el cultivo y su desarrollo espiritual: es el dinero lo que lo mueve, a él y a la industria completa. Sin embargo, Molina vuelve a dicha motivación paisaje frente a las y los personajes que se mueven en aquel campo, con los que comparte las ganas de ganar plata y a quienes sitúa en el foco de la narración. Su relación con ellos es ambivalente, algunos son presentados como amigos al mismo tiempo que se les trata con una distancia objetivadora. Ellos y sus vidas se convierten en narraciones quasi-arquetípicas que reiteran una descripción ya hecha del mundo en el que se desenvuelven. A todas las cruzan lugares comunes como la violencia, la droga, el amor por sus cultivos y una nebulosa noción de espiritualidad indígena que merodearía sus vidas. El problema es que se nos presentan bien narradas, pero de forma bidimensional. Existen matices y un uso de sombras que nos invitan a ver la profundidad en sus historias, pero nada más como un vistazo a un espacio que nunca se explorará.
En el racismo propio de la sociedad estadounidense, el lugar en el que el autor se posiciona, en tanto migrante de temporada, latino pero chileno, también resulta bastante curiosa. Lo primero de lo que nos enteramos como lectores es que llega a California desde un working holiday en Alemania, lo que sugiere que la precariedad a la que se afronta, si bien sumamente real, no deja de ser una opción, en una postura similar a la de los beatniks cuando iniciaban sus viajes. Junto a esto, se acomoda en un lugar intermedio en la jerarquía racial que se genera: es un empleado de los cultivadores blancos, un latino que llegó a buscar trabajo, pero que está por sobre los mexicanos o asiáticos que llegan a cumplir su misma labor. Paralelamente, se sitúa moral e intelectualmente por sobre varios de los dueños de las granjas. Esta doble contingencia se hace patente sobre todo al comienzo del libro, pero se mantiene hasta el final de este, generando una extraña distancia con el mundo en el que busca inmiscuirnos.
Pese a sus problemas, y a que los relatos que nos presenta nunca terminan por constituirse como una unidad —sobre en su último segmento, que cierra el libro con un tono drástico y siniestro— California Inc. retrata con agilidad y certeza un mundo al que usualmente se prefiere no mirar, barriendo con cualquier mirada caricaturesca o simplista que se quiera hacer de este, más allá de la postura que se busque asumir. Acompañado por fotos que materializan lo descrito, es una lectura ligera y recomendable para abril, sobre todo quienes consuman y se interesen por el mundo cannábico.