Risa en la oscuridad (Vladimir Nabokov)

Risa en la oscuridad
Vladimir Nabokov
Anagrama

ISBN: 9788433966759

241 Páginas
Precio Referencial .Cl $ 8.000
“Érase una vez un hombre llamado Albinus, que vivía en Berlín, Alemania. Era rico, respetable, feliz. Un día abandonó a su mujer por una amante joven; amó; no fue amado, y su vida acabó en un desastre”
No quiero caer en clasificaciones estériles, pero me siento en la obligación de decirlo desde ya: Nabokov debe estar entre los autores cúspide del siglo pasado, un grande entre grandes. No exagero. El siglo de oro ruso nos dejó a grandes escritores (Pushkin, Dostoievsky, Tolstoi, etc.) y mi sesgada visión me hacía creer que ya entrado el siglo veinte esa cantera había menguado. Inmenso error. Acá está Nabokov (ruso de nacimiento, posteriormente nacionalizado estadounidense) y acá está lo mejor de la literatura rusa, sin lugar a dudas, a la altura casi de los otros grandes maestros rusos. Pero centrémonos en esta novela en especifico. Primero, vamos con el argumento.
Albinus, un hombre maduro, critico de arte y por demás casado, se enamora perdidamente de una jovencita, la que a su vez aspira a ser una estrella de cine. Albinus es un hombre muy acomodado. Ella es y ha sido siempre pobre. Él nunca ha realmente amado a su mujer. Ella ya ha amado antes a un hombre, y ha tenido su historia tormentosa. Podríamos decir que nuestro protagonista logra conquistarla, aunque más correcto sería decir que ella se deja seducir, viendo con interés cómo aquel hombre podría resultarle útil para conseguir los fines materiales que ella tanto persigue en la vida. Luego la trama se escapa como si se tratase de una tórrida historia de amor (y por favor, si son de los que piensan que un libro se echa a perder si les cuentan la historia salten directamente hasta el siguiente parrafo, porque si ese es el caso, a lo que viene ustedes le llamarían spoiler). Albinus deja a su mujer y a su pequeña hija para convivir con su amante. Ella, por su parte, comienza a sacar provecho de su nueva posición social. Luego aparece Rex, el antiguo amante, el amor de siempre de la muchacha, el verdadero amor, no uno puro como podría uno esperar de una historia simplemente sentimental, sino uno corrupto, malsano, interesado. Ella y Rex parecieran ser dos de un mismo tipo, buscando el provecho, teniendo por fin el dinero, las cosas materiales, en suma, despojar a Albinus de todo cuanto se pueda. Uno lo ve desde un comienzo y así mismo nos lo adelanta el autor; serán la desgracia de Albinus. A Nabokov se le da con mucha soltura relatar las perversiones humanas, crea un mundo aparte, real también en sus límites, bien definido, en el que sus personajes desempeñan a la perfección el papel que les toca. Albinus sufre un accidente, lo que le acarrea como consecuencia una ceguera absoluta. Nabokov despoja, de esta manera, a su protagonista de cualquier posibilidad de salir del entuerto en el que él voluntariamente se ha metido. Y es entonces que queda a merced de la muchacha y de su amante, es ese el momento en que en la oscuridad de la vida, sin que él lo sepa pero siempre frente a él, la que es ahora su mujer, su único vínculo con el mundo, lo engaña, metros más allá, aprovechándose de su falta de visión, con su amante, mientras lo van despojando progresivamente de todo su dinero. Y él, en tanto, sólo puede escuchar aquellos ruidos que van volviéndolo loco de a poco. Hasta acá me atrevo a avanzar en la historia, lo demás se los dejo a ustedes.
Vuelvo a lo relevante. Nabokov es un amante del lenguaje. Sí, le preocupa contar una buena historia, pero a la historia la pone al servicio de la literatura. Escribe como si pretendiese componer cuadros. No nos cuenta las escenas, las muestra, colorea sus contornos. Jamás dirá de uno de sus personajes algo como “él es bueno y sus actos también lo son”, sino que lo pondrá en una situación en que lo veamos obrar y así nos hará sacar nuestras propias conclusiones. Jamás denosta a Margot, la muchacha, ni siquiera a Rex, su amante, y ello provoca que no podamos nosotros atribuirles adjetivos morales del tipo bueno o malo; ellos son hombres, humanos, con defectos y virtudes, y conforme a ellos actúan. La narración es mordaz, incisiva. El gusto por los detalles redondea la historia, la tiñe de un tenor que es muy propio de Nabokov, compone un mundo distinto al que conocemos, pero que pareciera moverse por nuestros mismos patrones. El autor es brutal con su personaje principal, infinitamente brutal. No hay perdones. No hay excusas. Estos personajes acometen actos crueles, así como todos los hombres alguna vez, y las consecuencias se radican en ellos mismos. ¿Dios? ¿El pecado? ¿Redimirse? No, no en este relato, acá no hay nada de eso. Al final uno quisiera juzgar la historia desde un punto de vista moral, casi encontrar la moraleja. Qué ingenuos. Eso no existe en este mundo particular que ha creado Nabokov. Acá sólo está el hombre, y el universo literario del mismo autor. Una de esas novelas para empezar a leer y no soltar hasta el final.
Y sobre Nabovok (otra vez), deberían enseñarlo en las escuelas, deberíamos crecer leyendo autores como este, lo considero subvalorado. En mi opinión: un gigante.
G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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