Retrato de la artista niña y otros apuntes (2019)
Germán Carrasco (1971)
Ediciones UDP
ISBN: 978-956-314-447-5
202 páginas
Hay varias ideas que se repiten en los poemas, ensayos, notas y aproximaciones literarias de Retrato de la artista niña y otros apuntes de Germán Carrasco. Se repiten, en el buen sentido, pues dan cuenta de preocupaciones del autor, de su escritura, de su propia poesía que se filtra en la mayoría de estos textos. Poesía que comienza por la cuestión de la mirada, la resistencia ante la imposición en la forma de mirar que tienen los adultos con los niños. La fascinación ante la escena del pescador raspando a su presa cuyas escamas caen cual lluvia de pequeños cristales.
En contra de la idea del canon, haciendo un llamado a desdictadurizar la poesía chilena, pasando por poetas, leyendo y releyendo, siempre en un tono antiacadémico, Carrasco ensaya un ejercicio de libertad en y con la escritura y formulación de sus textos. Propone, por ejemplo, agarrar la literatura de voz baja en contraposición a la escritura de los vates o grandes voces o la voz única que en Chile han insistido tanto por instalar (la prensa, la academia, los mismos poetas). González Vera, Gonzalo Millán, Zambra, Eugenia Brito, Gustavo Barrera, Sharon Olds, o el poema de Susana Thénon que grafica de mucho mejor manera su acometido: “Hagamos/ otros dioses/ menos grandes,/ menos lejanos,/ más breves y primarios./ Otros sexos/ hagamos/ y otras imperiosas necesidades/ nuestras,/ otros sueños/ sin dolor ni muerte.” (pág. 47). Misma idea que amplifica en el último texto del conjunto titulado Un vistazo donde sin ánimo de canonizar ni imponer, sino el de sobrevolar autores que le han llamado la atención plantea una breve geografía poética contemporánea nacional.
Agradecer los versos o el poema que encontramos sin darle tanta importancia a una tradición, a los nombres, a las biografías, a la rareza de los autores o sus locuras que no hablan por su obra y a veces se imponen por sobre los textos: “El Wen Fu dice que hay que estudiar a los clásicos y aprender de ellos. Pero otro texto budista dice que no hay que aceptar los clásicos sólo porque son clásicos. Esta última idea es difícil de entender en un territorio que tiene una adoración ciega por lo fijo y que también quiere fabricar clásicos, construir canon” (pág. 169).
Mención especial tienen los textos sobre la poesía de Gabriela Mistral, Elvira Hernández, una visita al poeta curicano Américo Reyes, los talk poems; textos todos que van sobre un aspecto o varios explorados o desarrollados con originalidad, visión propia, sin caer en los clichés académicos, rehuyéndolos, incluso acusando a estos de pergeñar alevosamente de estas escrituras y autores en su intentiva reduccionista y clasificatoria. Por ejemplo, dice de Mistral: “La lectura femenina, receptiva, vegetal, no repara en los procedimientos, no se pelea con el lenguaje, no compite falocéntricamente con el texto sino que se deja invadir por su follaje, por sus dunas.” (pág. 86). O cuando propone que quien inaugura la poesía coloquial en Chile es De Rokha: “Demasiado se ha escrito de oralidad, coloquialismo y hablas del día a día por estos lados. Se ha hablado de oralidad en poetas que escriben en métrica, cuando en rigor nadie habla en métrica y nuestra habla es más bien un fraseo interrumpido, con frases a medio terminar, a veces sin sujeto.” (pág. 129), y continúa la idea dos páginas más adelante: “el primero que inaugura la poesía coloquial en Chile es De Rokha: el habla repetida del feriante o de La Vega, con sus repeticiones eternas, así habla la gente en la feria”.
Hay breves anotaciones, fragmentos en prosa e ideas que abren diálogo y proponen repensar varias prácticas de lectura y escritura. Sin buscar ni creer en las certezas propias ni ajenas, solo merodeando y aproximándose: “Detenerse en un objeto y avanzar hacia adentro de él. Imagen, no imaginación comprendida como conquista de territorio o desfile militar carnavalesco de imágenes. Tanta acción desgasta y devalúa las imágenes, como en el cine premeditadamente comercial donde a cada momento ocurre algo” (pág. 69).
Carrasco ha sabido acarrear las virtudes de su poesía y arrastrarlas a una escritura más explicativa y diversa sin perder por ello densidad ni asombro. Retrato de la artista niña y otros apuntes es una contundente recopilación de lecturas y reflexiones en torno a la poesía y la escritura, una donde originalidad es sinónimo de vitalidad y lucidez.