En agosto nos vemos (Gabriel García Márquez)

En agosto nos vemos (2024)

Gabriel García Márquez (1927 – 2014)

Random House

ISBN: 978-628-7638-35-8

142 páginas

La extensión de En agosto nos vemos —obra póstuma de Gabriel García Márquez— se equipara a El Coronel no tiene quien le escriba (1985), mas no se constituye como una novela. Esto no es por ser breve, por lo mismo la comparo con la novela en referencia, sino porque en la narración prevalece el desarrollo de los hechos por sobre la trayectoria de la protagonista de nombre Ana Magdalena Bach. En esta ficción, ella visita la tumba de su madre cada 16 de agosto, para lo cual debe viajar y pernoctar una noche en la isla donde está enterrada. Tales viajes se transforman en una oportunidad provechosa para tener una relación sexual ocasional, siendo esto la centralidad de la narración.

Ana Magdalena, profesora de 46 años de edad, es casada y tiene una hija y un hijo. Además, es presentada como una lectora, y si bien, sus preferencias son las novelas de amor —largas y desdichadas preferentemente— son otras las lecturas que aparecen en los capítulos: Drácula de Stoker, Antología de la literatura fantástica de Bioy Casares, Borges y Ocampo; Crónicas marcianas de Bradbury; y Diario del año de la peste de Defoe. Por lo que, mientras los hechos se desarrollan y ella experimenta relaciones ocasionales, lee fantasía y ciencia ficción.

El viaje anual es bastante rutinario. Lo hace sin compañía y siempre a la misma hora y en el mismo transbordador, y al llegar a la isla, hace el mismo recorrido desde puerto al cementerio y compra flores a la misma florista. Luego, ya ante la tumba de su madre, le cuenta lo que ha vivido desde la última vez que la visitó hace 12 meses atrás. Los cinco viajes abarcados en la ficción son variables en sí mismos. En líneas generales, solo en tres de estos logró tener un encuentro sexual con un hombre de manera ocasional, y en los otros dos, si bien hubo alguien que la pretendiera, ella no quiso concretar sexualmente con ellos. A modo de resultado, los viajes fueron modificando su conducta, lo cual es percibido por ella misma y por su marido. Por ejemplo, en uno de estos llegó notoriamente a la ofensiva y a la defensiva a la vez, transfiriendo una posible infidelidad a su marido, e igualmente, deterioró su dormir descansado y aumentó su frecuencia fumadora. De la lectura se desprende que quizás ella con su familia viven en Cartagena de Indias, y en razón de la distancia, tiempo y transporte está obligada a pasar una noche en la isla.

El final reafirma la evaluación de que más que una novela es un cuento. Sucede que el desenlace interno de Ana Magdalena es hermético, no está descifrado, por lo que, se confirma que la trayectoria de la protagonista está subordina a los hechos que se narran. En consecuencia, queda en el lector la evaluación favorable o no de esta ficción.

En agosto nos vemos se publicó a 10 años de la muerte de García Márquez y con información contradictoria en torno a la misma, ya que Cristóbal Pera, el editor de este libro —y de Vivir para contarla (2004)— da información contrapuesta. Por una parte, en el prólogo informa que el autor al notar que su memoria le fallaba y que no podía seguir trabajando en este libro, pidió que no se publicara. Además, advierte que la obra no está bien pulida y que tiene baches, mal condicionando al lector. Por otra parte, e inversamente, en el epílogo se aclara que es una novela aprobada por su autor, solo que su publicación se postergó en su momento, publicándose a 20 años de su visto bueno. En contraste a la falta de claridad de qué tan lograda o tan malograda está la ficción, ésta es coherente como cuento, y en sí misma, vale su tiempo leerla y su valía está en que lectores y estudiosos de Gabriel García Márquez sigan ojeando y estudiando su obra.

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