Crónicas, columnas y entrevistas (Marta Brunet)

Marta Brunet (1897-1967)

Crónicas, columnas y entrevistas (2019)

La Pollera Ediciones

211 páginas

ISBN 978-956-9203-81-7

 

Habría que hacer un estudio acabado sobre lo que el Ministerio de Educación le hace a la imagen y obra de los autores y autoras al ponerlos en la llamada lista de “lecturas obligatorias”. Entender claramente por qué condicionan la lectura a una evaluación mezquina de índole memorística, solo con el fin de garantizar un proceso que debiera estar más ligado al placer que al castigo. Develar aquello, repensar la evaluación de cara a los libros, trabajar el desarrollo de habilidad con estrategias amables y menos punitivas. Tal vez así podríamos ver con una óptica menos achatada, reduccionista y estereotipada a autores y autoras de la talla de Manuel Rojas, Francisco Coloane, Guillermo Blanco o Marta Brunet.

Esta última, para fortuna de los lectores, está teniendo una revaloración editorial que debiese aportar a su redescubrimiento. Después de la edición de sus obras completas por parte de la Universidad Alberto Hurtado en dos tomos, cuyo estudio estuvo a cargo de Natalia Cisternas, con sendos prólogos de Lorena Amaro, La Pollera Ediciones publicó una selección de sus crónicas, columnas y entrevistas, es decir, elaboró una compilación de su destacado trabajo periodístico que surgió en paralelo a sus novelas y cuentos.

El libro toma publicaciones que Brunet realizó con su nombre y algún seudónimo en los diarios El Sur y La Hora; y las revistas Familia y Repertorio Americano. La organización del libro se da por género y parte con las crónicas donde se ve a una narradora nata, que da rienda suelta a una descripción detallada y dinámica de la costa, para centrarse en algunos encuentros y aproximaciones a personajes de interés como la soprano chilena Sofía del Campo, una abnegada maestra rural, la bailarina Josefina Baker, el coleccionista Darío Brunet. Brunet se da espacio para escribir sus impresiones de tres películas casi a la manera de una crítica miscelánea, como también narrar con entusiasmo la celebración del tercer centenario de la muerte de Molière en Francia. En esta parte destaca sobre todo la crónica que tiene de Los Diez, aquella pionera agrupación artística-literaria que intentó llevar sus ideales estéticos a la vida misma.

En la sección de columnas sobresale la aguda y adelantada visión de género, la exhortación constante que hacía Brunet a sus lectoras para que tomaran un rol social de apoyo a las personas más cercanas a la miseria, se ocuparan en su formación intelectual y laboral, se respetara su individualidad y su derecho a pasar tiempo a solas. Le daba nuclear importancia a las leyes que las integraron a la vida laboral del país, celebrando el decreto Amunátegui que oficializó su derecho a dar exámenes y obtener títulos universitarios. Otros temas: el Premio Nacional de Literatura a D´Halmar, las condiciones laborales de los artistas, la educación creativa de los niños, dando espacio al teatro y los cuentos, sobre todo a estos últimos como foco narrativo gravitante en su formación. De ahí proviene otro de los textos más iluminadores del conjunto: en “El mundo mágico de los niños” despliega todo su conocimiento respecto a la mecánica de los cuentos infantiles, poniendo el acento en la percepción que los niños tienen del mundo: “El niño pequeño vive en un ambiente mágico en la más pura esencia de la palabra. Detrás de cada cosa advierte un sentido oculto, del que la cosa misma es sólo un símbolo. El mundo exterior no es para él solamente una organizada hostilidad o un posible manantial de goce; es algo más: una inagotable caja de sorpresas” (pág. 117).

Por último, las entrevistas realizadas a músicos, escritores y artistas donde Brunet se transforma en una personaje más de los encuentros y se daba espacio hasta para participar de forma propositiva en los diálogos y discusiones. Especial atención pone en las y los intérpretes de música culta triunfando en el extranjero. Conversa con Joaquín Edwards y se da la licencia de criticar algunas deficiencias de una de sus novelas más insignes como El roto; hablando con Claudio Arrau recuerda parte de su infancia en que ella era una especie de niñera de aquel “niño prodigio”. De este segmento destaca “Rodar tierras”, el encuentro con Ernesto Morales, un exinquilino de su familia que la visita de improviso y le narra su vida de patiperro en varias regiones de Chile y el extranjero, en donde cumplió su objetivo de dedicarse al periodismo en algunos diarios de Cuba.

Textos y facetas de Brunet que retroalimentan su trabajo literario, nos hace ver en perspectiva su posición en la literatura chilena y nos permite apreciar la valiosa y oportuna publicación de estas Crónicas, columnas y entrevistas.

Nicolás Meneses

Profesor y editor. Autor de diversos libros.

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