Prólogos y casi prólogos. Gabriela Mistral (2024)
Héctor Hernán Herrera Vega (1943)
Autoedición
ISBN: 978-956-418-155-4
238 páginas
A medida que iba leyendo Prólogos y casi prólogos. Gabriela Mistral, me iba quedando la impresión de estar leyendo un libro novedoso y atrayente. Novedoso porque no existe —o al menos no encontré— un libro que compile los textos aquí reunidos; y atrayente por lo variado —y mayoritariamente desconocido para mí— que son estos textos en cuanto a escritores, propósitos y tiempos. En términos generales, este libro se centra en compilar prólogos y otros escritos similares de o para Gabriela Mistral, constituyéndose así en una obra documental.
Los textos seleccionados —que suman 34 en total— se ordenan en tres partes. La primera, La prologada, que son siete prólogos, un colofón y un epílogo a las obras de Mistral, siendo ella misma la autora de algunos de estos. La segunda, La prologadora, que son 21 prólogos que ella escribió a obras literarias de escritores nacionales y extranjeros. La tercera, Casi prólogos, que también son textos de su autoría donde presenta, perfila y reseña a los tres escritores y a la cantante que conforman esta sección. Una observación a este orden, es que no se explica el origen del libro y tampoco cómo se hizo la selección, lo que pudo haberle dado un mejor entendimiento al lector, aunque sí se entrega información complementaria por cada autor y texto en comento.
Los libros de Gabriela Mistral prologados —o autoprologados según sea el caso— son: Desolación en tres de sus ediciones, donde se explica por qué se publicó en Estados Unidos de América antes que en Chile; Ternura, que es un colofón de ella en el que reivindica y entrelaza el género de la canción de cuna con la mujer; Tala, también de ella, donde expresa por sobre todo su preocupación y compromiso con los niños víctimas de la Guerra Civil Española; Lagar que son dos poemas de ella que cumplen la función de prólogo y de epílogo, respectivamente; Lectura para mujeres escrito por Mistral como compiladora, expresando ideas sobre la mujer en la vida pública y en la vida privada; Poema de Chile de Doris Dana en donde se extrae el cariño de la escritora por su país; y Motivos de San Francisco de Cesar Díaz-Muñoz Cormatches, donde se destaca la religiosidad franciscana como un modelo de vida inmaterial para Gabriela Mistral.
Entre todos los libros prologados por Mistral están, por solo nombrar algunos, el de los chilenos: Y la vida sigue de Eduardo Barrios, El nacionalismo continental de Joaquín Edwards Bello y Caravana Parda de María Isabel Peralta. Así mismo, de otros países latinoamericanos están: Encrucijada de la peruana María Teresa Llona, La sucesora de la brasilera Carolina Nabuco y Huésped en la eternidad del venezolano José Miguel Ferrer. Un libro que prologó y que merece ser expuesto es La política y el espíritu de Eduardo Frei Montalva publicado en 1940, ya que el mismo podría generar contradicciones para algunas perspectivas sobrepuestas a Gabriela Mistral el día de hoy, en razón que Frei Montalva —amigo de ella— fue el líder de un partido político que desde la izquierda era denostada con el grito “democracia cristiana, fascismo con sotana”, por lo que, vale su tiempo leer lo que ella escribe sobre el libro y el autor para así observar cómo su prólogo riñe con las perspectivas encajadas a ella actualmente, riña que también aplica a otros textos de su autoría.
Un concepto que Gabriela Mistral expone constantemente es el de raza. No en el sentido de genotipo y/o de fenotipo, más bien, y únicamente, raza latinoamericana desde un aspecto cultural, entendiéndose como una cultura original, paradigmática y excelsa. Un ejemplo de esto es el prólogo que escribe para Los creadores de la nueva América del ecuatoriano Benjamín Carrión del año 1928, donde menciona a José Enrique Rodó, el autor de Ariel y referente de la superioridad moral de la raza latinoamericana, para justamente elogiar lo latinoamericano.
A propósito de esta lectura ¿Qué es un prólogo? Un prólogo lo explico como un texto periférico que antecede al texto central de una obra en la que informa al lector el contenido del libro que va a leer. Sin embargo, la mayoría de los prólogos que compila este libro no coinciden en como lo entiendo, ya que no cumplen la función de informar. En cambio, Gabriela Mistral escribió prólogos donde alaba la obra en comento, e inclusive, alaba la obra total de su autor a quien también enaltece, para lo cual usa una redacción exagerada. En consecuencia, esta selección de Herrera Vega es muy útil para aproximarse a Mistral más allá de las ideas corrientes que se le sobreponen, ya que permite entenderla en la creación de sus redes literarias, y de esta forma, como una agente de (auto)cabildeo.