El sol en la escalera (Juan Ignacio Colil)

El sol en la escalera (2023)

Juan Ignacio Colil (1966)

Lom ediciones

ISBN 978-956-00-1683-6

100 páginas

 

El sol en la escalera es una novela sobre un hombre maduro, que pasado los cincuenta años queda cesante del empleo que mantuvo por más de dos décadas. Es entre fines de 2019 y comienzos del 2020 y a este profesor de historia no le queda más que salir a buscar trabajo a las calles del estallido social, compitiendo con muchachos que acaban de salir de la universidad, encontrándose con antiguos alumnos y esquivando conocidos. No es un hombre viejo, por el contrario, todavía es el pilar económico de una familia, tiene hijas y esposa, pero sí resulta ser viejo para el mercado laboral y para la precariedad acentuada del Chile postestallido y prepandemia, en la que ya se siente la bajada de matrículas y la cesantía comienza a perpetuarse angustiosamente.

“En el Metro se nota que la gente está tensa. Supongo que al mirarme deben pensar lo mismo. Mi tensión tiene que ver también con haber dejado de trabajar en el lugar en el que me desempeñé por veinticinco años y ahora estar cesante. Cada cual tiene su drama, seguramente comparado con otros estoy mejor” (página 61)

La novela se presenta como un texto escrito por el mismo profesor, que comienza a escribir una vez pierde su trabajo, como modo de ayudar a su cada día peor memoria, por lo que con esa base nos podemos ir enterando de primera mano de sus pensamientos sobre el mundo que lo rodea, sus devaneos sobre la situación laboral en medio del estallido, que se transforma en un escenario que complica la situación del protagonista. El hombre, además, conserva la antigua afición de tomar fotografías, por lo que en ese contexto convulso se siente aún más inclinado a retomar su viejo pasatiempo que alguna vez pensó que sería su forma de ganarse la vida. Y a pesar de que le sirve de excusa para situarse en las marchas, el autor esquiva con presteza convertir a esta en una novela propagandística de uno u otro ideario. Por el contrario, lo que siempre se mantiene en primer plano es la figura de este hombre maduro, desempleado después de los cincuenta años, angustiosamente desocupado, necesitado de llenar con horas de clases tanto el vacío de sus días como el que también ­se formará en su economía doméstica.

Casi mediando este relato aparece una historia disruptiva, la de una pareja de ancianos que son antiguos amigos o meros conocidos del protagonista, y que al ir envejeciendo se llenan de historias extravagantes, que hacen pensar que el texto tendrá un giro hacia la ciencia ficción porque el mismo protagonista cree en los relatos y porque hay suficientes elementos como para pensar que son ciertos —en la realidad ficticia de la novela—; sin embargo, aunque la historia crece por esa cuerda, nuestro protagonista no puede dejar de ser un hombre chileno desempleado, más cerca de la jubilación que de su primer empleo y, por ende, tampoco se entrega por completo a esa posibilidad. Como la mayoría de nosotros, está más inclinado a renegar de historias de ancianos.

“Algunas casas y locales comerciales habían blindado sus puertas y ventanas con placas de metal. Un mundo se estaba cayendo a pedazos. Mis problemas no eran tan grandes dentro del torbellino que estábamos viviendo” (página 65)

El sol en la escalera es una novela breve que consigue con habilidad desarrollar varios temas, tales como: envejecer en Chile, las formas en que ese intangible llamado mercado deja a un lado a grandes grupos de personas en razón de su edad, sobre la soledad de la vejez, sobre la manera en que todos, incluso los mayores como lo es el protagonista de esta novela, dejamos de considerar a los más viejos por cuestiones propias de la edad, por sus historias que nos resultan descabelladas o impropias. En los vagabundeos del protagonista siempre se lee un desconsuelo al mismo tiempo que un cierto sometimiento a su situación, como si no hubiera otro país posible, mientras de fondo transcurre un estallido social que a estas alturas parece reafirmar la tesis subterránea de Colil, en que ese otro país soñado tampoco es posible. Y ese desconsuelo está latente en toda la novela.

El sol en la escalera es una novela que gratamente se aleja de la mayoría de las publicaciones de nuestras editoriales. De partida es una novela sin gente joven (o en la que los jóvenes figuran solo tangencialmente), sin sueños por cumplirse, en que las vidas de sus personajes parecen ya haberse jugado y en que el futuro no ofrece sino solo la repetición de los días. Y al mismo tiempo sus personajes viven su situación sin sarcasmo ni ironías (que es la manera en que desde la juventud se suele abordar la vejez en las pocas ocasiones que esta se toma como tema), porque no se sienten por sobre ella, sino que la han asumido como algo ordinario en sus vidas. En ese sentido, El sol en la escalera es una novela original, y la escritura de Colil imprescindible en un panorama que a ratos tiende a la uniformidad.

 

G. Soto A.

Cofundador y administrador de Loqueleímos.com. Autor de "Liquidar al adversario" (2019, Libros de Mentira).

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