Reseña remitida por:
Mónica Vásquez Vetterlein
De memoria. Un breve elogio (2016)
Pedro Gandolfo (1960)
Editorial UV de la Universidad de Valparaíso
ISBN: 978-956-214-169-7
63 Páginas
De Memoria. Un breve Elogio, es el título del ensayo recientemente publicado por el articulista, crítico literario, abogado y hombre de múltiples saberes, Pedro Gandolfo. En él aborda con éxito la ambiciosa tarea de analizar la memoria, en cuanto aquello que nos hace humanos al otorgarnos consciencia del tiempo y la finitud de nuestra existencia. El ser humano se piensa en el tiempo, es el único ser capaz de mirarse a sí mismo y vaticinar su fin, se percata de su envejecimiento corporal y sobre todo construye su identidad a través de emociones y sentimientos que solo son posibles desde la interacción entre la memoria y el olvido .
Nuestros hermanos menores, parafraseando a San Agustín, no son capaces de vivenciar, como si fuera hoy, algo ocurrido hace décadas, para bien o para mal. No son capaces de que un perfume los traslade a otra época de su vida, ni de que una divertida forma de acomodarse un mechón de pelo les traiga la visión de un antebrazo visto hace mucho tiempo y les arranque una sonrisa. Lo mismo sucede con los dolores y las afrentas. Es el tiempo el que extravía en un misericordioso olvido o acrecienta en una implacable memoria de un “como si fuera ayer”, nuestras penas y las ofensas o daños que nos han irrogado.
Hay tiempo porque hay memoria, y es ella la que construye nuestra identidad de la mano de su contra cara el olvido y en “secreta complicidad con la imaginación”, aspecto que aborda muy bien este ensayo. Al cabo de muchos años nuestra emoción fantasea y construye un recuerdo. Lo que recordamos no es nunca fiel a lo que sucedió, porque el material del alma humana es el sentimiento, no es carne y hueso de lo que están hechos los hombres, es de emoción, pasión, intensidad y afectos.
El ensayo sortea con éxito la mayor dificultad del género, que es caer en la erudición densa y arrogante del conocedor. Pedro Gandolfo escribe de manera clara, profunda y amena. Impresiona su extraordinario talento para utilizar las palabras de forma tal que son un fiel reflejo de lo que un alma cultivada, sensible y observadora quiere expresar con exactitud, sobre un tema que domina ampliamente y matiza con experiencias personales y algunas referencias a películas o a escritores que son opinión docta en el tema, como Marcel Proust.
La lectura de este ensayo tiene la gracia de tener dos aspectos. El párrafo escrito por el autor y el párrafo que el lector escribirá en su alma, a raíz de lo que el decir de Pedro Gandolfo le evoca como individuo. Dicho más concretamente, este ensayo interpela a nuestra propia memoria, fijada en el tiempo por la intensidad de las emociones que se experimentan en el transcurso de toda existencia.
Es sin duda, un ensayo muy completo, que mira desde distintos ángulos a la memoria y aborda su relación con el tiempo, que es lo que la posibilita y define nuestra condición humana; con la imaginación que siempre será parte, aun involuntariamente, de lo recordado; con la emoción que fija en nuestra alma algunos recuerdos y extravía para siempre otros; con el mundo onírico de los sueños y con toda creación artística, que exige alejarse con ímpetu del “hábito”, que “adormece y mutila a un espíritu creador” y que es un precio muy alto que algunos hombres pagan por la cómoda estabilidad de tedio y rutina en que se les escapa la vida. Pedro Gandolfo, nos dirá: “En el arte, la creatividad se acompasa con ese ritmo de la memoria y es, por ello, que la génesis de una obra se da en medio de un inevitable ejercicio y oficio de introversión y despojamiento”.
Sin duda un ensayo que la memoria del lector inquieto atesorará.