Discursos desde la juventud contemporánea (2015)
Álvaro Bley (1990)
Los Libros de la Mujer Rota
ISBN: 978-956-9648-01-4
175 páginas
Como “una novela lúcida y ágil, narrada en un lenguaje cotidiano y oral, que le toma el pulso a la vida contemporánea” nos es presentado el debut literario de Álvaro Bley. Partamos, entonces, por la primera afirmación: “Discursos desde la juventud contemporánea” es ciertamente una novela ágil, aunque a ratos excesivamente ligera, que nos narra distintos momentos en la vida de Sebastián, joven santiaguino que divaga en torno al amor y sus fracasos, el tedio de la metrópoli, cierta forma ingenua de entender las relaciones personales y la vida universitaria de un determinado sector de la sociedad chilena.
Veo la tele un rato. Están dando Primer Plano, mostrando cómo son las casas de los famosos. La del Chino Ríos es brígida, tiene una piscina que es como una cascada. Miro la hora y salgo, no porque sea tarde sino porque estoy aburrido.
A través de once episodios –o cosas, siguiendo al autor–, vamos tanteando un terreno poblado de personajes extraños, en ocasiones profundamente odiosos, con los que Sebastián se va topando en su vida cotidiana: desde la caricatura del facho promedio que detesta a flaites y extranjeros por igual (“…y Roni insistía en mostrarme cosas y yo, ¡ah!, no quería más hueón, además de que me empezó a mostrar memes sobre Bolivia, que no tenía mar y no tenía fuerza naval, y, qué sentido tiene reírse de esas hueás, como de creerse superior” en “Cosa II, El trámite del pase”), hasta el dizque marihuanero que hace alardes ridículos de sus dotes de consumidor. Ese es, probablemente, uno de los mayores logros del libro: pesquisar el variopinto abanico de máscaras que hay en la fauna veinteañera; aunque, reitero, el narrador parece nunca arriesgarse más que a observar de manera perturbadoramente aséptica todo lo que ocurre a su alrededor. Hay, en este sentido, cierta caída –en apariencia inevitable– en un lugar común que sitúa “lo joven” como una forma de retraimiento o extrañamiento de la realidad. Por ejemplo:
Yo no tenía mucha idea de nada de lo que estaba pasando. Pero estaba sintiendo que por fin estaba disfrutando de mi juventud. Así me habían dicho que era la juventud. Eso me habían dicho las películas y los libros: que tomai, que fumai, que no entendí nada de lo que pasa, que agarrai, que te sentí bacán y que los demás son unos imbéciles. Por fin me estaba sintiendo así.
Mención aparte merecen los capítulos “Asamblea a la hora de almuerzo” o “Furioso por no ser ciclista”. En el primero, destaca la capacidad de construir esas intrincadas polifonías que suelen ser las asambleas universitarias, llegando a ratos a alcanzar un registro más cercano a la crónica que al del relato, pasando revista de las diversas posiciones y temáticas que efectivamente se discuten en estos espacios. En el segundo, a pesar de sostenerse en ciertas representaciones que pertenecen casi exclusivamente a Santiago –y a cierto sector de Santiago, por lo demás–, el montaje de una presunta asociación de ciclistas frustrados alcanza un tono irónico destacable.
Más que discursos sobre la juventud contemporánea, lo que Bley ofrece son ciertas postales de individuos que parecen sumidos en un letargo a ratos inexplicable, como si el ruido del mundo les llegara en sordina o francamente les estuviera vedado por alguna clase de pared infranqueable. Un debut que es interesante leer como eso: el testimonio de un momento específico donde parece que la vida se dirime en carretes, viajes en micro o el Cajón del Maipo.