Pequeños combatientes
Raquel Robles
FCE, 2022.
150 págs
Número equivocado
Kati Lincopil
Emecé, 2022
90 págs
Los tentáculos de la violencia
Sobre Pequeños combatientes, de Raquel Robles,
y Número equivocado, de Kati Lincopil
por Rodrigo Hidalgo Moscoso
Intentaré trazar una línea de diálogo entre la novela de la argentina Raquel Robles, Pequeños combatientes (FCE, 2022), y Número equivocado (Emecé, 2022), debut literario de Kati Lincopil, libro de cuentos que puede leerse igualmente como novela de autoficción.
Desde el primer cuento, la protagonista de Número equivocado nos introduce a su familia, yendo a la búsqueda de una identidad que comienza por el origen de su apellido mapuche, Lincopil. Nos asomamos a una realidad tristemente conocida, con un padre que, como buen chileno, abandona a la madre con sus dos hijas, y una casa u hogar en el que las abuelas y bisabuelas son las figuras de respeto y contención, y crían a las niñas en la esperanza de que no repitan los embarazos de pelmazos no deseados. La hermana de la protagonista cae en las drogas y pierde la tuición de su guagua. La madre de la protagonista también pasa por periodos de inestabilidad psíquica entre pastillas de colores. La abuela, que sucumbe ante un hijo, tío de la protagonista, que se suicida. No vale la pena hacer más spoiler. Las partidas y ausencias laten como fantasmas: el número equivocado es esa llamada del más allá a alguien que ya no está, o que nunca estuvo.
“Wanna be Prais” es un cuento que podría ser el mejor link al otro libro, el de Raquel Robles. La dictadura, la muerte omnipresente a uno y otro lado de la cordillera. Pequeños combatientes son una niña y su hermano chico, hijos de detenidos desaparecidos de la dictadura argentina. Y la novela es el doloroso tránsito de darse cuenta de que mamá y papá no van a volver, con una feroz escena inicial la noche que los militares se los llevan para siempre. En el cuento de Lincopil, ella, universitaria ya, se entera de los horrores de la dictadura, y mientras crece su admiración por las estoicas familias de las víctimas, descubre que su familia es de derecha.
En Pequeños combatientes la protagonista desarrolla una resiliencia cruel para su edad, haciéndose cargo de su hermano menor, ayudándolo a soportar y a vivir la tragedia, fundiéndose una y otra vez en un abrazo indisoluble como única forma de volver a sentir el calor para siempre usurpado de mamá y papá. También las abuelas son la figura central de refugio. Y también hay familiares que son de derecha. Son el enemigo, en palabras de la pequeña protagonista de Raquel Robles.
No puedo ahondar en Pequeños combatientes. Me hizo llorar. La importancia de figuras como la tía no sanguínea, amiga de los padres ausentes; la dinámica de ser el hermano mayor que cuida al pequeño; ser un niño ideologizado tempranamente que habla y se preocupa de los grados de conciencia política de sus compañeros; los crueles grises de aquella infancia en blanco y negro, lograron identificarme demasiado. Y creo que el mérito de la novela es en ese sentido casi terapéutico para quienes formamos parte de una generación dañada. La muerte no se agotó en los que no volvieron. Sigue extendiendo la violencia de sus tentáculos. La niña de Raquel Robles pudo bien ser la mamá de una de esas compañeras universitarias que Lincopil conoce y con las que comparte algo más que la tristeza. Dos libros, una misma herida, un dolor en el cuerpo, pero también un dolor social.
Rodrigo Hidalgo Moscoso (Santiago, 1976). Periodista y profesor de lenguaje y comunicación, diplomado en crítica cultural y en edición profesional, y magíster en comunicación social (U. de Chile). Es director de Fundación Manoescrita, se dedica al fomento lector y dicta talleres literarios para públicos de todas las edades. Dirigió el Centro Cultural Manuel Rojas entre el 2010 y el 2015; fue coordinador del área de literatura de Balmaceda Arte Joven y director del sello editorial de dicha corporación (2005-2017); e integró el comité editorial de la revista La Calabaza del Diablo (1998-2004). Ha publicado crítica literaria, de danza y de teatro, lo mismo que entrevistas, cuentos y crónicas en medios digitales desde hace más de 20 años. Es autor de la novela “Desafinan con el frío” (La Calabaza del Diablo, 2013).