Escribí NO HAY TESTIGO dije hay testigo:
La tristeza cósmica de Marcos Arcaya Pizarro a través de 5cHILE
Por Igor Venegas De Luca
¡Con qué dignidad se cuece la descomposición
¡sí señor! de la Bandera de Chile!
Elvira Hernández
Múltiples son los relatos en torno a la poesía y su mítica, esa historia de cómo una voz perdida o un sobreviviente pudo observar la forma en que se hundían hasta desaparecer generaciones de escritores y de cómo logró “desinteresadamente” dejar constancia de la caída, la pérdida y el posterior silencio.
Este relato, ya arquetípico en nuestros tiempos, suele hablar de la respuesta ante la belleza, esa ansiedad propia de la juventud al enfrentarse con una fuerza creadora incontrolable como es la poesía. Ese meteorito rimbaudiano capaz de iluminar y quemar a todo quien se le acerque, un fuego que invita a una inmolación heroica. El relato de la vida de los poetas termina siendo siempre la épica de los poetas, una épica de la derrota en el fervor de la batalla por acceder al fuego.
Si bien 5cHILE, de alguna u otra forma, se inscribe en esta tradición voyerista y testimonial, transita por una vereda alterna que le entrega una particular —y no menor— diferencia para con sus antecesores y coetáneos.
Partiendo de la premisa de que cualquier visita a la poesía termina siendo un viaje a los infiernos, la caída de 5cHILE se viste de poesía y el cuerpo pasa a ser el infierno mismo. Los cuerpos retratados en este poemario son reflejo de la masacre de una época, de un tiempo, un modelo, una forma de vida. Aquí no hay esperanza alguna, el cuerpo es asido por la enfermedad y marginado por la sociedad. En los espacios de este libro la no pertenencia es la poética que puebla y margina a sus cuerpos:
susurra intermitente la máquina de memoria
sólo nos buscó la muerte la enfermedad el óxido
uno de nosotros tenía un agujero en medio de la cara
sólo nos buscó la muerte la enfermedad el óxido
uno de nosotros tenía un agujero en medio de la cara
sólo nos buscó la muerte la enfermedad el óxido
uno de nosotros tenía un agujero en medio de la cara.
El no pertenecer y la constante búsqueda por atracar en algún puerto, por encontrar cobijo u hogar, por aventurarse a regalarle un sentido a la existencia y al dolor o solamente el intento por sobrevivir lleva a las voces, sujetos y personajes que pueblan el poemario de Arcaya a la ya mencionada inmolación: “digno de compasión me enlisté en la milicia / Lo que entonces vi / no pude ni quise ponerlo en duda”, de alguna u otra forma estos personajes, voces y cuerpos se movilizan en el recuerdo que aparece tras la pantalla. Pero, en este caso, no se trata de una inmolación heroica por haber tenido el privilegio de alcanzar la belleza o haber visto alguna verdad posible, es la necesidad de trasladarse en un afán de sobrevivir o no sentir el dolor que se siente al estar estático en un mismo espacio. De alguna u otra forma, las voces de 5cHILE se trasladan desorientadas por el contexto que las tortura constantemente. No son parte y pese a que se camuflan se les hace saber que no pertenecen a ningún lugar.
El mismo sujeto que asume la identidad lírica de esta caída es un sobreviviente, un observador de un solo ojo, una voz maltrecha que se refleja en la pantalla que, cual teseracto lo lleva por distintos rincones, caídas y pasados posibles reflejados en múltiples cuerpos torturados por el espacio, el tiempo y la cultura.
La voz que da inicio a este espanto es la de un sobreviviente –—soy todo lo que queda de mí— que se enfrenta a esta pantalla a partir de la nostalgia, son los restos de quien padeció y vio padecer a sus pares, a sus cercanos y que mirando los distintos pasados posibles origina esta caída a través de la belleza de la situación más dolorosa posible:
Como venía diciendo la habían degollado (madre)
la corriente mecía con suavidad su cabello
el cuadro transcurría en blanco y negro
era todo tan hermoso que no quería quitar la vista de la pantalla
La voz poética, aunque no lo quiera, es pitonisa, es un oráculo que tiene la capacidad de ver, de anticiparse, no así de comprender. Y el dolor que acarrea el cuerpo y la voz lírica de este texto apunta a una advertencia ante lo incomprensible: SOY EL SISTEMA DE REPETICIÓN DE ALERTA TEMPRANA.
Se trata de una premonición ante un dolor sublime. Y en ese advertir al resto que la catástrofe o la masacre se avecinaba, solo quedó como opción verlos caer uno en uno sin haber dejado rastro de su existencia o importancia.
A su vez, el hablante padece el derrumbe que finalmente afectó a todos los que alcanzaron a entrar su única posible mirada que le permitió la pantalla, una mirada múltiple, imprecisa y desorientada.
Entonces, el tuerto con hocico de perro que actúa como voyeur y testigo en carne propia se enfrenta a la pantalla, que es a la vez un puente, pero un puente que nos emparenta con lo que no pudo ser, repite su fracaso y el fracaso de todo quien intentara vivir esta vida imposible de asir, sea por su modelo, su estructura o su cultura.
Así el teceracto que es esta pantalla permite al hablante enfrentarse a las distintas variantes de tiempos posibles, como lectores se nos da acceso a disímiles corporalidades que se reúnen en esta lectura que es una agresión constante a través de cuerpos golpeados.
Es el cuerpo del hablante y el cuerpo de otros el que vemos resentir repetidamente en este poemario, el texto mismo es un cuerpo torturado a partir de múltiples perspectivas, todas ellas narrativas perdidas en el tiempo y el espacio que insisten en ser abordadas por el ojo del hablante. Y como en este viaje tras el reflejo el tiempo pierde su sentido, 5cHILE inicia con una sentencia, que vendría siendo el final del recorrido:
A CADA CUAL SU CUERPO
A CADA CUAL SU ENFERMEDAD Y SU MUERTE
Sin esperanza, ante una pantalla que no parpadea, la historia de estos cuerpos, de estas voces enfrentadas está condenada a repetirse en todas sus distintas posibilidades de recuerdos, ya que es el tuerto con hocico de perro quien los observa, quien los construye, quien los recuerda e imagina. Un dolor cósmico impregna la percepción única de este ojo sobreviviente que busca renacer en la posibilidad del recuerdo. 5cHILE de Marcos Arcaya Pizarro es un libro que viene del pasado, una caja negra que se abre hoy para advertirnos de un error que ya cometimos.
19 de julio de 2024