El almuerzo desnudo (William S. Burroughs)

The Naked Lunch (1959)
William Burroughs (1914 – 1997)
Ed. Anagrama
ISBN: 9788433920089
256 Paginas
Precio Referencial .Cl $9.500

Hablemos de música por un momento. Acá me puedo equivocar fácilmente así que si alguien desea corregirme o precisar lo que diga, por favor no se abstenga. Según sé, alrededor de la década de los sesenta muchos grupos musicales, especialmente grupos de rock -podemos recordar acá perfectamente a los Beatles con discos como el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band- comenzaron a experimentar con drogas fuertes. No era simplemente una búsqueda de sensaciones, no a un nivel físico al menos, sino que pretendían lograr a través de ellas niveles más altos de composición, de liberación mental, de inspiración y creación. Era una experiencia completa y no exclusivamente aquel algo que los hiciera pasar el rato. Más aún, en un primer momento y especialmente dentro de ciertos círculos, la droga no poseía la connotación negativa que ha llegado a tener, convirtiéndola realmente en un medio para alcanzar otros estadios y no en un fin en sí misma.

 
A qué viene todo esto, se preguntarán ustedes. Muy bien, es que quiero dejar hecho el parangón sobre cómo la literatura se ha adelantado, otra vez, a otras tantas formas de manifestación artística haciéndose de medios que luego irían a caer en otras áreas del arte. William S. Burroughs no sólo experimentó con drogas. Él vivió sumergido, sometido, sodomizado por la vida y por las drogas. Llevó su existencia toda a un mundo infernal, donde ella giraba en torno a su vicio central, a su fin último; drogarse a diario, casi a cada instante. Luego de caer, de decadencia, de volver a caer y sumergirse vació todo eso en la literatura. No fue, en todo caso, que él buscase este camino como medio de creación. Fue, por el contrario, un camino que lo encontró a él y que luego él mismo volvió en fuente de inspiración. Burroughs experimentó en sus venas (no lo digo a modo de metáfora: el tipo se metió por las venas todo lo que pilló por delante) y luego experimentó en la literatura, con aquella mente trastocada, surrealista, heroinómana de la que se hizo dueño.


El almuerzo desnudo es una novela que no puede leerse tratando de forzar una unión lineal o cronológica, sino más bien, como el relato ambiguo, a veces muy poco conexo, de diversos collages mentales, historias cercenadas. El autor va destruyendo el lenguaje como forma de composición para luego reconstruirlo de manera tal que vuelva a ser algo comprensible, dentro de esta locura que expresa, la locura de la vida de un drogadicto. No es un libro fácil de abordar. De entrada es bastante fuerte en cuanto a su contenido. Burroughs va relatando,en su Almuerzo desnudo, a través de imágenes y escenas difícilmente unificables, sus propias experiencias -experiencias reales o imaginativas- en el mundo de la droga. La prostitución, homosexualidad, sexo con menores, asesinatos: todo está presente, todas las aberraciones son bienvenidas, en este lenguaje también abigarrado, que puede ser el óleo perfecto para retratar la imaginación cáustica del autor. Una y otra vez veremos a su alter ego degradarse hasta lo más bajo para conseguir más droga. Y una vez que toca fondo, rascará el suelo para bajar aún más.

Este libro es un experimento extraño. Es que la genialidad de Burroughs no se queda en la anécdota. No sólo se da maña para destruir y volver a construir el lenguaje haciéndolo apto para su visión trastocada del mundo, sino que además plantea toda una visión social, con una compleja e intrincada crítica social al tiempo que va destruyendo su entorno.
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1 Comments

  1. says: Ingelmo

    ¡Excelente reseña!<br /><br />Recientemente leí este libro. No me gustó. Definitivamente la temática de Burroughs no me va. En cambio, Kerouac y Ginsberg me encantan.<br /><br />Saludos,

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