Los amantes del London Park (1960)
Luis Cornejo (1924-1992)
88 páginas
N° de Inscripción: 23.131
Precio referencial: $10.000
Precio referencial: $10.000
Dos hombres sueñan con prenderle fuego al London Park, un rústico parque de entretenciones ubicado en el puerto de Valparaíso, de aquellos que de escuetos muchas veces resultan itinerantes. Sueñan con prenderle fuego. Es su lugar de trabajo, su única forma de subsistencia. Es, también, el símbolo de toda su frustración, de aquella vida semi truncada que llevan, también escueta, empobrecida, perdiéndose en los bares oscuros y malolientes de Valparaíso. Son Pedro y Ruiz, ambos amigos, operarios de la Rueda de Chicago (o rueda de la fortuna, como sea que la conozcan), quienes pasan sus días soñando que no están ahí, sino que se han ido a cualquier parte, luego de decirle unas cuantas verdades al dueño del parque, para tomar hasta quedar embrutecidos.
Y lo hacen, muchas veces lo hacen; escapan de ese trabajo que desprecian, de ese parque que no valoran y que les da menos de lo necesario para vivir. Así conocen a Rosalía, hermosa mujer, bellísima, y también prostituta. Pedro queda prendado de ella. Pero es una mujer que viste bien, una prostituta de las caras, y él, o más bien su reflejo en una vitrina, le demuestra lo astroso de su vestimenta; claro que ella jamás se fijará en un hombre como él, claro que él jamás tendrá el dinero para pagar una noche con una mujer como esa. Pero de pronto la vida les sonríe de una manera inédita, a través de la suerte, a través de los caballos y la apuesta, donde se juegan todo su escaso capital a un mal caballo.
Y aquello sirve de giro y excusa para que todo en sus vidas parezca que cambiará, aunque no resulte así.
Luis Cornejo es parte de aquella literatura denominada comúnmente “Literatura de bajos fondos”. Sus personajes, hombres perseguidos por la vida misma, arrastran los pies por las aceras, zigzagueantes bajo los efectos del mal alcohol. Sus mujeres, atadas a hombres perdidos, explotan una sensualidad comerciable. La vida que refleja Cornejo es durísima, más todavía en cuanto es real y tangible. El mismo autor es un marginado hasta de la literatura: autoeditaba sus libros, muchos ellos confeccionados de manera casi artesanal y, a pesar de haber recogido algunas muy loables críticas de parte de alguno que otro medio mientras en vida duró su producción literaria, jamás pudo entrar ni fue considerado dentro del canon, ni siquiera por alguna editorial pequeña que hiciera con este hombre, a través del poco prestigio que había conseguido con su propio empuje, la aventura de abrirle las puertas desde aquel lugar marginado de la literatura misma.
Vendía sus ejemplares en la Plaza de Armas de Santiago de Chile, en un mesón de madera. Actualmente es considerado un autor de culto, uno de aquellos perdidos que mejor logran retratar la vida de aquellos hombres que están fuera de la sociedad y que, un día cualquiera, de amanecida, tratamos de evitar cuando los vemos en una calle.
